miércoles, 14 de enero de 2009

LLANTO DEL FIN DEL MUNDO, O CONVERSACIÓN ENTRE EL MUNDO Y LA MUERTE



-Mundo:

El hombre inventó el holocausto,

porque no soportaba morir solo.

Dijo: sobrevendrán tectónicos movimientos

que abrirán en mi vientre hambrientas

bocas que sólo comen hombres distraídos

en el acto de amar desesperadamente

su propio corazón.

Dijo: La lava abandonará los volcanes,

y lamerá, roja lengua de fuego

mi telúrico vientre.

De su fecundo recuerdo,

me nacerán vegetales hijos por doquier,

habrá , no obstante, algunas inevitables pérdidas humanas.

Dijo: Huracanes con sugerentes

nombres de mujer arremeterán

contra mis masculinas costas del Pacífico,

del Índico y Atlántico,

y provocarán en su seno atroces marenoches,

desconsolado llanto de todo lo que cae,

levantarán a las casas por los precarios pies,

y a los hombres por su

hombría toda, desvaneciéndose.

-Muerte:

Son capaces de todo por burlarme,

y yo los amo en su insistencia ,

en su perseverancia.

¿No se darán cuenta de las veces que he salvado su vida?.

¿No tienen ojos huecos para ver

que he detenido la ansiedad

de tus bocas con un beso?,

apaciguado la pasión de tus fuegos

con el sacrificio de mi nombre,

desviado el curso de tus vientos femeninos

con mi cuerpo alzándose como un escudo heroico

-Mundo:

Construyen día a día su final,

están llenos de robóticas esperanzas,

de fallidos intentos de romper sus cadenas,

de ridículos actos de desesperación.

Pero yo también los amo,

son nuestros hijos,

y si la sangre valiera algo...

los amaría como una madreama a sus hijos.

Dijeron :

Ya nunca más un hombre se enamorará de una mujer,

ya nadie hará el amor.

Nadie querrá ser el padre de nada,

y las madres abrazarán a sus hijos hasta exterminarlos.

Ningún hombre escribirá

nada que le sirva a otro hombre,

es decir: ningún hombre escribirá.

¡Cómo se equivocaron!

-Muerte y Mundo al unísono:

No se puede acabar con los hombres,

han aprendido a escribir,

han aprendido a poner sus manos

en el mundo.

No se puede acabar con los hombres,

han aprendido a taracear papeles

con sus sueños, sus quimeras

y sus cavilaciones de altos vuelos.

Amaron una vez,
ya no podrán dejar de amar.

Y algunos no le temen ni a la muerte.
Alejandra Menassa

4 comentarios:

  1. Muchas gracias, lo intento, soy una total novata en esto, llevo muchos años leyendo a los grandes poetas y escribiendo, pero lo de los blogs es para mí totalmente desconocido. Gracias por hacerte seguidor.

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  2. Gracias Carlos. Me impele a escribir a la altura de este poema, no será fácil.
    Un beso

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