La muerte nos escupe a la cara su negritud,
hemos sido arrojados al vacío sin nombre:
mortalmente heridos por la parca,
con el curare de la palabra paralizando nuestros músculos.
La libertad está en matar todas las aves que anidan en nosotros,
enjaularlas entre humanas palabras,
para que recuperen el aliento vital,
instilarles el hálito del deseo,
atarlas sin piedad al verbo.
El amor, cuando no es a la letra,
empoza el alma, ciega y ensordece
con su clamor, los ojos más preclaros,
los más altos oídos.
La riqueza está en el camino,
pero ella no son los labios para el último beso,
ella no es el objeto del abrazo final,
su brillo es ácido para los ojos ciegos.
Es a ti poesía, a la que amo,
porque tú me enseñaste a amar al hombre,
a bendecir los partos de la tierra,
a recibir los restos de tu nombre en los jirones
de la ropa raída del poeta.
El poeta sabe que respira por tu boca,
y sólo tu presencia es su luz,
el poeta sabe que mira por tus ojos,
y en esa hendidura por la cual el mundo
se le muestra, deposita las larvas de sus versos.
En este piano que es el mundo,
este concierto de veleidades y de máscaras,
sólo la poesía toca,
con maestría irrepetible,
la tecla de la humana verdad.
Alejandra Menassa de Lucia
hemos sido arrojados al vacío sin nombre:
mortalmente heridos por la parca,
con el curare de la palabra paralizando nuestros músculos.
La libertad está en matar todas las aves que anidan en nosotros,
enjaularlas entre humanas palabras,
para que recuperen el aliento vital,
instilarles el hálito del deseo,
atarlas sin piedad al verbo.
El amor, cuando no es a la letra,
empoza el alma, ciega y ensordece
con su clamor, los ojos más preclaros,
los más altos oídos.
La riqueza está en el camino,
pero ella no son los labios para el último beso,
ella no es el objeto del abrazo final,
su brillo es ácido para los ojos ciegos.
Es a ti poesía, a la que amo,
porque tú me enseñaste a amar al hombre,
a bendecir los partos de la tierra,
a recibir los restos de tu nombre en los jirones
de la ropa raída del poeta.
El poeta sabe que respira por tu boca,
y sólo tu presencia es su luz,
el poeta sabe que mira por tus ojos,
y en esa hendidura por la cual el mundo
se le muestra, deposita las larvas de sus versos.
En este piano que es el mundo,
este concierto de veleidades y de máscaras,
sólo la poesía toca,
con maestría irrepetible,
la tecla de la humana verdad.
Alejandra Menassa de Lucia
Cuadro: Imprecisión. Miguel Menassa
libertad libertad!!!tan pequenita...e per te...
ResponderEliminar"the flowers are all right"...!?...
Además de por su belleza, suscribo completamente el significado del poema.
ResponderEliminar"La riqueza está en el camino,
pero ella no son los labios para el último beso,
ella no es el objeto del abrazo final,
su brillo es ácido para los ojos ciegos."
¡Exquisito!
Un abrazo
Hola casa de poesía. Libertad si, pero con los límites de la libertad humana, los pactos que nos hacen.
ResponderEliminarUn beso casa.
Noray, tú siempre tan amable para con mi poesía. Te lo agradezco.Y la esquisitez de tus comentarios.
ResponderEliminarUn beso.
Enhorabuena, Alejandra, me gustó mucho. Es una verdadera exhibición de figuras que dan una enorme fuerza poética a un sentimiento que se funde con el pensamiento (o al revés, está tan bien que no se sabe quien se funde con quien).
ResponderEliminarLo dicho, me ha parecido una poesía muy buena, felicidades.
Bikiños
La poesía nos salva
ResponderEliminarde nosotros mismos.
Un gran beso Ale!
un saludo y felicitaciones por la articulación
ResponderEliminarGracias Xosé Antón, al contrario de lo que se suele pensar, a mí me parece que detrás de un sentimiento siempre hay un pensamiento, así que posiblemente se trate de pensamientos que generan sentimientos. Muchas gracias por tu comentario
ResponderEliminarBEsos
Puede ser, pero sólo se salva aquél que quiere ser salvado.
ResponderEliminarUn beso Mónica muchas gracias por tu visita y comentario, siempre me es grato.
¡Dr Fernández! qué alegría tener sus letras por aquí.
ResponderEliminarEnhorabuena por el acto de ayer en Alcalá, 10 años de coordinación de talleres, todo un trabajo con la poesía.
BEsos
"instilarles el hálito del deseo,
ResponderEliminaratarlas sin piedad al verbo"
Imágenes muy sutiles y un fondo claro y fuerte...me gusta; como también me han gustado tu libro y sus ilustraciones, que estuve leyendo ayer.
Un abrazo y muchas gracias por el detalle,
Álvaro.
Hola Álvaro, qué grata sorpresa encontrarte aquí. Me paso a visitarte por tu blog.
ResponderEliminarUn beso
Me gustaron tu lectura sosegada y tus imágenes poéticas, se ve que has leído.
Un beso
Vengo del blog de Navero.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias mente por pasarte, un abrazo
ResponderEliminaramiga, esa última estrofa es contundentemente cierta.
ResponderEliminarAbrazos para ti.
Gracias More, creo que más de dos comentarios tuyos por día no resisto (es broma), me encantan.
ResponderEliminarUn beso y gracias amiga mía
La muerte nos escupe a la cara su negritud, a mi me escupe la enfermedad, la desgana, la negrura de mi alma, me identifico mucho con este poema. A mi la poesía me ha enseñado muchas cosas, entre otras, amarme a mi mismo y a los que me rodean, y apreciar el arte postumo de las veleidades. Besitos Alexandra.
ResponderEliminarHola Francisco. Espero que estés mejor, a veces es preciso una mano que te ayude a salir del pozo.
ResponderEliminarUn beso y gracias por tu comentario.
Hoy creo que no se da mucho este tipo de poesía, la verdad es que conozco muy poco al respecto, pero lo cierto es que me ha hecho viajar a mis tiempos de estudiante revolucionario, cuando nos erguíamos con el marxismo-lenninismo y queríamaos acabar con el capitalismo.
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias Dwan, a Marx lo he leído mucho, pero querer acabar con el capitalismo sería un imposible en este momento, creo que hacia lo que tiende el mundo es a humanizarlo un poco. El capitalismo es sólo un efícaz sistema de producción, el problema es lo que el hombre hace con él, sus abusos de poder. En fin, mucho se podría hablar de esto.
ResponderEliminarUn beso Dean y muchas gracias por visitar mi blog y dejar tu comentario.