martes, 29 de junio de 2010

AL PIE DE UN POBRE. Alejandra Menassa

Cuadro: Los borrachos, de Velázquez.


Habíase tomado para sí toda la mugre.
Parecía un monumento a la pobreza,
con todas sus vacilaciones de bandera
y su hambre muy honda en el fondo del ojo.

Diríase que habían encontrado sus músculos
el tamaño preciso para no morir,
y sus cavilaciones el tamaño preciso
para no sentir pena, no escuchar al estómago
y velar por las noches su única cerilla.

No tenía en el bolsillo más que la poca
hombría de que era capaz,
la h del hambre y todas las f del frío
y de la rabia.

Ni una moneda allí.

Si algo más que el vino

rojo de las horas

hubiera caído en el pozo
oscuro de su estómago,
sería fatal el estrépito
del abrazo de lo hueco y lo sólido.

Si algo más que el vino

granate de la soledad
atravesara su garganta...
ante la energía renovada,
el brazo, los tendones del brazo
y todos los ligamentos
la lechosa piel y los músculos del brazo ,

se erguirían
por encima de la cabeza de la ciudad
en un gesto infinito de libertad.

Pero el vino....

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