jueves, 5 de agosto de 2010

TALLER DE POESÍA ERÓTICA. GRUPO CERO 2010. “ESA ERA LA CLASE DE SENTIMIENTO QUE DESEABA INSPIRAR”. SUSANA LORENTE



Cuadro: Delvaux
“ESA ERA LA CLASE DE SENTIMIENTO QUE DESEABA INSPIRAR”…

Tic….tac…sostenido, enfrente de ella, arriba de ella, sostenido por las líneas invisibles del espacio con movimientos acuosos, como hechos dentro de un río, lentos, cernidos a sus músculos, elocuentes. Su mirada obnubilada, angosta, perdida en ella, sus labios entreabiertos apenas desnudando ligeramente los dientes, sus espacios entreabiertos, ligeramente, un segundo, una respiración. Fue una noche entrante que arrastraba aún hilos dorados de la tarde, había llegado con esa lejanía de los ángeles, con sus piernas largas, sus caderas sin curvas, su pecho extenuado pero firme, rosado, a la espera de ávidas noches de placer, su blancura de transparente espectro que no sabía de la pureza. “Este es mi cuerpo”. “Descríbelo” dijo él a dos metros de ella y sin embargo aspirando el aliento de un palpitar sonoro y profundo de su corazón. La envidia dejaba de interponerse como un instante en que el ser humano alcanzaba la cordura en el límite mortal de la vida. “Tú empiezas la tuya, ¿podrás aceptarla?, date la vuelta por favor”. “¿qué?”. Anais se dio vuelta, si había algo que conocer con los ojos no alcanzaría a percibirlo, sus oídos no lograrían escucharlo, su boca ni siquiera a saborearlo, su fresca vulva no podría sentirlo, ni siquiera su estrecho…cogería… ”no puedo”, “yo puedo”, dijo él, “hoy, quisiera confesar algo”, “no, no, no confieses”, “¡tal vez un amor, tal vez cuatro, tal vez cien amores!, podemos vivir cualquier amor” dijo ella y acto seguido retiró insinuante un tirante de su hombro. Se desvestía, pero no era necesario, el viento pegado a su figura la contorneó moviendo su pelo hacia un lado y hacia delante, empujándola suavemente. El avanzó hacia ella, hacia la del viento a sus espaldas, la de espalda, con sus pequeños pies humedecidos por la lluvia sosegada, abrazó su cuerpo descrito: “soy de sal para tu boca, para que no dejes de tener sed, soy la grieta del abismo frondoso para que no dejes de caer, en el centro del ecuador a las 12 del medio día, sin sombra”. En la justa proporción en que el sueño se desvanece con el alba tocó trastornado su cintura, sintió como la respiración le traicionaba, cerró el libro y levantó la vista para verla sonriendo, a ella.


Susana Lorente

3 comentarios:

  1. Un bello y envolvente cuento en el que las palabras son las protagonistas. Parece que en el taller de poesía erótica hemos descubierto nuevas formas para este bello genero.

    ResponderEliminar
  2. Gracias Ruy y Sole por las huellas escritas.

    ResponderEliminar