AMOR (del libro El amor es sordo)
Todo lo exiges, demonio del amor,
todo lo devoras, cualquier trozo de carne,
como un hambriento y sanguinario can.
Exprimes hasta la última gota de mi alma
y eso tampoco te basta.
Vestal de un sacrificio alucinante,
no me redime la propia sangre derramada,
me detengo, no puedo
renunciar a mí.
Piedad, para este pobre alma enamorada.
Me vertí toda en ti y ahora estoy seca.
Mi vida tuya fue, no tengo vida.
A escasos metros de perderme,
a segundos apenas de extinguirme,
me detengo, no puedo renunciar a mi.
Esto no es el amor.
Necesitarte como a una mordedura
sobre la tiza ardiendo de mi vientre,
desearte como si el sol reventara la noche
y hallar el agujero
de tu ausencia,
esa nada de ti que me regalas.
Renuncio a este dolor, renuncio a amar así.
Gisela Brown
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