Cuadro de Dalí. Virgen sodomizada por su propia castidad.
Hemos encontrado un pedido de apoyo en la web firmado por Alejandra Menassa, y nos ha parecido que el post estaba bien escrito y no dejaba de tener su lado erótico, asi que nos hemos decidido a publicarlo, lo que no tenemos muy claro es si la actitud de La Academia de Cine es erótica o pornográfica, nos inclinamos por lo segundo. Juzguen ustedes mismos:
Queridos Amigos, entré no hace mucho a la Comunidad, pero nunca me había sentido tan bien recibida en ningún sitio (bueno sí, era la primera hija del matrimonio de mis padres, y ellos me esperaban con ansiedad, pero después de aquello, nunca más), y es por eso que me animo a hablaros así, porque cada mañana siento que alguien me espera en algún lugar de la red, porque comentario a comentario, se va produciendo entre nosotros una conversación, una amistad.
Sé que sois defensores a ultranza de las causas justas, y es por eso que quiero denunciar una injusticia, para ello tengo que contaros primero una pequeña historia, seré breve:
Éramos unos 35, amábamos el cine, fundamos una productora: Cinenormal.
Con mucho esfuerzo, y los créditos personales de los 35, hicimos nuestra primera película ¿Infidelidad? Se estrenó en el cine Luchana en Madrid, en Barcelona y en 5 ciudades de Argentina, entre ellas Buenos Aires y recibió un premio al mejor Director de la Internacional Writers and Artist Association, otro en California (Accolade competition) y otro en Italia de la Academia Ferdinandea al mejor largometraje ¡Oh milagro!, era increíble ver a nuestro hijo dar sus primeros pasos.
Tuvimos después la osadía de hacer la segunda: Mi única Familia. Nos arruinamos, pero no importa, las deudas se van pagando con trabajo. Queríamos decir algo, llevar al cine una mujer que goza, una mujer deseante, feliz, y un hombre que no la maltrata, que le perdona su infidelidad, aun cuando ella se ha quedado embarazada de su mejor amigo, que la ama por encima de todas las cosas y accede a cuidar de ese hijo cuando su padre biológico lo rechaza. Es decir, algo inmoral para el cine actual, donde la infidelidad de la mujer es castigada con la muerte en la mayoría de las películas y la doble moral sexual (permisiva con la infidelidad del hombre e intolerante con la de la mujer) es lo que prima.
Nuestra segunda película: Mi única Familia, fue estrenada en el cine Luchana y presentada a los Premios Goya. La Academia la proyectó en el Cine Doré con gran asistencia de público.
Y hasta aquí todo era goce para nosotros, a pesar de las deudas, a pesar de la ineficacia de nuestra distribuidora (Pirámide), a pesar de las críticas.
El día 13 de Octubre (así figura en burofax enviado a la Academia) se mandó la solicitud para que nos fueran enviadas las 1300 direcciones de los académicos que habían de ver la película antes de votar, no nos fueron enviadas. Preocupados por la tardanza, llamamos a la Academia y nos dijeron: “Pero ustedes no han enviado la solicitud, y ya es tarde, porque la votación ya ha sido realizada”. Palabras del Sr. Cuadros (o quizás debería decir Cuadrado).
Después de recibir esta respuesta, se le envió al Sr. Cuadra el burofax con una copia del mail enviado el 13 de Oct, y a nuestro humilde fichero de 5000 personas, una carta denunciando la situación. El resultado fue que el Sr. Cuacua “tuvo una gran descomposición intestinal” porque varias personas de la profesión, alertadas por nuestra carta, lo llamaron preguntándole qué había pasado, y nos llamó diciendo que era cierto, que había encontrado el mail, pero que “la secretaria” (que bien podríamos llamar “la que se come los marrones”) había olvidado mandarnos la lista, y que si nos disculpábamos, nos mandaba la lista, para que al menos los académicos pudieran ver nuestra película, aunque ya no sirviera para nada. Además añadió que nos podía denunciar por injuria porque no era cierto que nos hubieran excluido, porque estábamos en la lista. ¿Y de qué nos sirve estar en sus listas si los académicos no han visto la película? Pregunto yo, ingenua de mí.
A ver si entiendo, porque me he quedado perpleja. Es decir, ellos “pierden” nuestro mail, y con ello nosotros perdemos la oportunidad de participar en los premios Goya, pero somos nosotros los que debemos disculparnos, ellos cometen una injusticia sin precedentes, según palabras el propio director (“Esto no me había pasado nunca antes”), y son ellos los que nos van a denunciar. Miren, el mundo al revés era una canción de Maria Elena Walsh. Ah¡ Se me olvidaba, al ratito nos llamó para decir que no nos enviaba la lista. Sr director, aunque se llame Acade-mia ¡La Academia no es suya, usted no es más que un simple funcionario!
Más tarde, una periodista de la agencia EFE le llamaba al despacho y él declaraba que era cierto que se habían “olvidado” de mandarnos las listas, que nuestro mail existía, cosa que antes del burofax negaba, declarando que éramos nosotros los que no le habíamos enviado la solicitud. Hasta aquí ha sido el relato pacífico de los hechos tal cual han sucedido, ahora voy a exponerles mi parecer, tengan en cuenta que soy una de las actrices de la película, el médico del rodaje y además modesta productora endeudada.
¿Han leído el arte de insultar de Schopenhauer, o las lindezas de Lichtenberg contra todo aquello que se hacía merecedor de ellas, o la rudeza de Almafuerte contra toda injusticia, o la ironía y el sarcasmo del genial Wilde?, pues yo sí, y espero haber aprendido algo de ellos, porque decía Freud que es un grado de civilización abandonar el golpe en pos del insulto, más simbólico. Y como mujer apasionada que soy en este momento tengo ganas de golpear, pero como soy escritora además de mujer, opto por el insulto. Ya está bien que hayan practicado con nosotros la poedicatio (es decir que “nos hayan dado por el culo” en latín del fino), pero encima ¡que no nos dejen ni gritar…¡ Me imagino vestida de amazona, con el seno derecho cortado para apoyar mi arco y el izquierdo al descubierto, mi dorada cabellera suelta al viento de la tarde, entrando en el despacho del Sr. Caballo y con una flecha con la punta incendiada en una llama ardiente y roja, disparar directamente a su sexo muerto (digo esto porque sólo los impotentes son tan cobardes, como para después de llamar su secretaria para decirnos que no nos enviaba las listas, negarse a contestar todas nuestras llamadas). Con el pantalón incendiado, dando saltos y alaridos de dolor, e intentando inútilmente vaciar el depósito del agua para agostar el fuego, yo, esbelta, hermosa, desde el esplendor de mi belleza (es mi fantasía ¿no?) lo miraría encaramada en lo alto de mi deslumbrante yegua alazana y le diría: “total, si no te servía para nada”… ¡Ay!, ¡que a gusto me he quedado!, ¡que cosa tan genial la escritura! Escribir tiene el encanto de no hacer, pero igual algo vamos a hacer, y como ellos ya han desplegado su ejército de abogados, señores: la guerra ha comenzado. Retumban los tambores…
FELICES, FELICES FIESTAS (MENOS PARA LA REAL ACADE-MIA DEL CINE y especialmente al Sr. ¿Cuadros? ¿Cuadrado? ¿Cuadra? ….)
Alejandra Menassa
Hemos encontrado un pedido de apoyo en la web firmado por Alejandra Menassa, y nos ha parecido que el post estaba bien escrito y no dejaba de tener su lado erótico, asi que nos hemos decidido a publicarlo, lo que no tenemos muy claro es si la actitud de La Academia de Cine es erótica o pornográfica, nos inclinamos por lo segundo. Juzguen ustedes mismos:
Queridos Amigos, entré no hace mucho a la Comunidad, pero nunca me había sentido tan bien recibida en ningún sitio (bueno sí, era la primera hija del matrimonio de mis padres, y ellos me esperaban con ansiedad, pero después de aquello, nunca más), y es por eso que me animo a hablaros así, porque cada mañana siento que alguien me espera en algún lugar de la red, porque comentario a comentario, se va produciendo entre nosotros una conversación, una amistad.
Sé que sois defensores a ultranza de las causas justas, y es por eso que quiero denunciar una injusticia, para ello tengo que contaros primero una pequeña historia, seré breve:
Éramos unos 35, amábamos el cine, fundamos una productora: Cinenormal.
Con mucho esfuerzo, y los créditos personales de los 35, hicimos nuestra primera película ¿Infidelidad? Se estrenó en el cine Luchana en Madrid, en Barcelona y en 5 ciudades de Argentina, entre ellas Buenos Aires y recibió un premio al mejor Director de la Internacional Writers and Artist Association, otro en California (Accolade competition) y otro en Italia de la Academia Ferdinandea al mejor largometraje ¡Oh milagro!, era increíble ver a nuestro hijo dar sus primeros pasos.
Tuvimos después la osadía de hacer la segunda: Mi única Familia. Nos arruinamos, pero no importa, las deudas se van pagando con trabajo. Queríamos decir algo, llevar al cine una mujer que goza, una mujer deseante, feliz, y un hombre que no la maltrata, que le perdona su infidelidad, aun cuando ella se ha quedado embarazada de su mejor amigo, que la ama por encima de todas las cosas y accede a cuidar de ese hijo cuando su padre biológico lo rechaza. Es decir, algo inmoral para el cine actual, donde la infidelidad de la mujer es castigada con la muerte en la mayoría de las películas y la doble moral sexual (permisiva con la infidelidad del hombre e intolerante con la de la mujer) es lo que prima.
Nuestra segunda película: Mi única Familia, fue estrenada en el cine Luchana y presentada a los Premios Goya. La Academia la proyectó en el Cine Doré con gran asistencia de público.
Y hasta aquí todo era goce para nosotros, a pesar de las deudas, a pesar de la ineficacia de nuestra distribuidora (Pirámide), a pesar de las críticas.
El día 13 de Octubre (así figura en burofax enviado a la Academia) se mandó la solicitud para que nos fueran enviadas las 1300 direcciones de los académicos que habían de ver la película antes de votar, no nos fueron enviadas. Preocupados por la tardanza, llamamos a la Academia y nos dijeron: “Pero ustedes no han enviado la solicitud, y ya es tarde, porque la votación ya ha sido realizada”. Palabras del Sr. Cuadros (o quizás debería decir Cuadrado).
Después de recibir esta respuesta, se le envió al Sr. Cuadra el burofax con una copia del mail enviado el 13 de Oct, y a nuestro humilde fichero de 5000 personas, una carta denunciando la situación. El resultado fue que el Sr. Cuacua “tuvo una gran descomposición intestinal” porque varias personas de la profesión, alertadas por nuestra carta, lo llamaron preguntándole qué había pasado, y nos llamó diciendo que era cierto, que había encontrado el mail, pero que “la secretaria” (que bien podríamos llamar “la que se come los marrones”) había olvidado mandarnos la lista, y que si nos disculpábamos, nos mandaba la lista, para que al menos los académicos pudieran ver nuestra película, aunque ya no sirviera para nada. Además añadió que nos podía denunciar por injuria porque no era cierto que nos hubieran excluido, porque estábamos en la lista. ¿Y de qué nos sirve estar en sus listas si los académicos no han visto la película? Pregunto yo, ingenua de mí.
A ver si entiendo, porque me he quedado perpleja. Es decir, ellos “pierden” nuestro mail, y con ello nosotros perdemos la oportunidad de participar en los premios Goya, pero somos nosotros los que debemos disculparnos, ellos cometen una injusticia sin precedentes, según palabras el propio director (“Esto no me había pasado nunca antes”), y son ellos los que nos van a denunciar. Miren, el mundo al revés era una canción de Maria Elena Walsh. Ah¡ Se me olvidaba, al ratito nos llamó para decir que no nos enviaba la lista. Sr director, aunque se llame Acade-mia ¡La Academia no es suya, usted no es más que un simple funcionario!
Más tarde, una periodista de la agencia EFE le llamaba al despacho y él declaraba que era cierto que se habían “olvidado” de mandarnos las listas, que nuestro mail existía, cosa que antes del burofax negaba, declarando que éramos nosotros los que no le habíamos enviado la solicitud. Hasta aquí ha sido el relato pacífico de los hechos tal cual han sucedido, ahora voy a exponerles mi parecer, tengan en cuenta que soy una de las actrices de la película, el médico del rodaje y además modesta productora endeudada.
¿Han leído el arte de insultar de Schopenhauer, o las lindezas de Lichtenberg contra todo aquello que se hacía merecedor de ellas, o la rudeza de Almafuerte contra toda injusticia, o la ironía y el sarcasmo del genial Wilde?, pues yo sí, y espero haber aprendido algo de ellos, porque decía Freud que es un grado de civilización abandonar el golpe en pos del insulto, más simbólico. Y como mujer apasionada que soy en este momento tengo ganas de golpear, pero como soy escritora además de mujer, opto por el insulto. Ya está bien que hayan practicado con nosotros la poedicatio (es decir que “nos hayan dado por el culo” en latín del fino), pero encima ¡que no nos dejen ni gritar…¡ Me imagino vestida de amazona, con el seno derecho cortado para apoyar mi arco y el izquierdo al descubierto, mi dorada cabellera suelta al viento de la tarde, entrando en el despacho del Sr. Caballo y con una flecha con la punta incendiada en una llama ardiente y roja, disparar directamente a su sexo muerto (digo esto porque sólo los impotentes son tan cobardes, como para después de llamar su secretaria para decirnos que no nos enviaba las listas, negarse a contestar todas nuestras llamadas). Con el pantalón incendiado, dando saltos y alaridos de dolor, e intentando inútilmente vaciar el depósito del agua para agostar el fuego, yo, esbelta, hermosa, desde el esplendor de mi belleza (es mi fantasía ¿no?) lo miraría encaramada en lo alto de mi deslumbrante yegua alazana y le diría: “total, si no te servía para nada”… ¡Ay!, ¡que a gusto me he quedado!, ¡que cosa tan genial la escritura! Escribir tiene el encanto de no hacer, pero igual algo vamos a hacer, y como ellos ya han desplegado su ejército de abogados, señores: la guerra ha comenzado. Retumban los tambores…
FELICES, FELICES FIESTAS (MENOS PARA LA REAL ACADE-MIA DEL CINE y especialmente al Sr. ¿Cuadros? ¿Cuadrado? ¿Cuadra? ….)
Alejandra Menassa
No hay comentarios:
Publicar un comentario