lunes, 23 de agosto de 2010

TALLER DE POESÍA Y LITERATURA ERÓTICA 2010. TRABAJOS DE LOS INTEGRANTES. LA MAÑANA SIGUIENTE FUE COMO DESPUÉS DE UNA TORMENTA. KEPA RÍOS.

Cuadro: Marte y Venus sorprendidos por Zeus. Clerck

La mañana siguiente fue como después de una tormenta: Los objetos parecen asustados o tímidos, como tratando de entender qué ha pasado. Así estaban los cacharros en el fregadero, las copas medio vacías, la ropa sobre las sillas...

Pensé que si me levantaba tranquilamente a por un poco de zumo, me iba a dar cuenta de lo que había hecho. Marilia tenía unos veinte años más que yo, pero no era eso lo que me preocupaba. Era una de esas mulatas que no se sabe cómo tienen el culo y las tetas bien firmes y apetecibles hasta pasados los cincuenta. Lo que me preocupaba era que, además de ser vecina del barrio y regentar un pequeño bar, era vecina mía; y el bar no lo regentaba sola sino con la ayuda de su marido y sus dos hijos, que eran los dominicanos más famosos del barrio.

Me fijé que estaba completamente desnuda. Veía ese culo generoso ante mi y sentía ganas de volver a penetrarla. Besé sus hombros para girarla y poder llegar a sus pechos. Al darse la vuelta volví a ver ese coño fascinante, un poquito hinchado y siempre caliente y oloroso, con una mata de bello corto aunque muy tupido, que llegaba, desapareciendo, casi hasta el ombligo.

Este coño tan hermoso y suculento me producía irremediablemente una erección instantánea.
Me di cuenta que la persiana no estaba bajada del todo, y que tal vez los vecinos de enfrente podían ver algo. Esto hizo disminuir la erección varios grados de golpe. Me levanté de la cama y bajé la persiana hasta abajo, pero dejando pasar la suficiente luz.

Cuando me di la vuelta Marilia se había abierto ligeramente de piernas aunque seguía aparentemente dormida. Me pasó como el día de año nuevo, que uno se levanta con hambre a pesar de haber cenado más que ningún día. Sentí ganas de volver a comer un poco de aquel bizcochito de chocolate con fresa, aunque sólo fuera por recordar su sabor.

Con los primeros besos en el interior de los muslos, el culo y el abdomen, la vagina comenzó a humedecerse nuevamente, y emitía los mismos olores poderosos de la noche anterior. Mordí el monte de venus, las ingles; y comencé a notar la respiración de Marilia más entrecortada. Finalmente, cuando me pareció que estaba a la sazón, pasé la lengua muy lentamente, desde casi el ano hasta el final del clítoris, apretando con fuerza contra sus labios, al tiempo que sorbía todo lo que podía con la parte libre de la boca.

-¡Uy! Ja, ja, ja. Buenos días. -Dijo Marilia mientras se contraía de placer.

-Buefnof diaf -Contesté. A lo que ella contestó con unas risas muy entrecortadas por los suspiros.

Subí besándole el vientre, los pechos y el cuello, hasta la boca. No para besarle la boca sino para llegar con el pene hasta su vagina Sin embargo cuando tuve su boca junto a la mía, antes de metérsela, le dí un largo beso en la boca.

En ese momento comenzó a sonar un móvil. El marido, pensé, fui a sacar el pene, pero ella me abrazó fuertemente con las piernas mientras estiraba el brazo para alcanzar el móvil. Antes de contestar miró el teléfono para ver quién era.

-Edgardo, ¿qué tal mi amor? ¿Llevaste a tu hermano al médico? y ¿qué dijo? ...No puede ser; si está vacunado. Esta tarde voy a ir yo otra vez porque esta gente no sabe lo que tiene mi Mauricio. Tu vete al colegio y déjale en la cama acostado ¿OK? Yo ahora voy para allá en un rato, que estoy haciendo la compra...¡ay!

Yo no pude aguantar más y, pasé del ligero vaivén en el que me había instalado para respetar la conversación, como creí que iba a colgar ya, a darle un para de empellones de los buenos.

-No, Edgardo, no me pasa nada, tranquilo mi hijo, es que me asustó un señor que se ha caído. ¡Ay! Se ha vuelto a caer. Voy a ayudarle. Hasta luego, un beso. ¿Qué? No, no le conoces, me parece que no es del barrio. Oye Edgardo, qué más da, no importa, luego te contaré ¡Ay! Nada, nada, es que ha venido otro señor y le ha dado un golpe ¡ay! Pobrecito ¡ay! Qué paliza que le está dando.

En ese momento pensé que podía llegar a contar cualquier barbaridad. No sabía ni lo que decía.

Después de hacer el amor, cuando Mariela se hubo marchado, pensé en la historia que se tendría que inventar para que su familia no sospechara nada. Solo me quedaba confiar en su imaginación y en la credulidad de los suyos, pero me tranquilicé tratando de recordar haber pillado de niño alguna mentira a mi madre. Imposible.

Kepa Ríos

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, Alejandra. Disculpa el offtopic, pero tu comentario en mi blog me ha llegado al correo, pero no aparece publicado (creo que se trata de un problema de blogger con la moderación de comentarios, porque ya me ha pasado más veces).

Respecto a las películas de Miguel Menassa, no las he visto. Desde luego, me interesan. ¿Dónde las puedo conseguir?

Un saludo muy cordial.

Alejandra Menassa dijo...

Se pueden pedir a Grupo Cero, llamando al 917581940.También las puedes ver entrando en la página de Grupo Cero, www.grupocero.org, y yendo a cine grupo cero. No sé si sabes (y no recuerdo si esto lo incluí ya en mi comentario) que este año Miguel Menassa es candidato al Premio Nobel de Literatura. Si quieres apoyar la candidatura puedes hacerlo en www.miguelmenassa.com, allí tienes toda su obra poética y un link a la página de apoyo a la candidatura.