BALADA DE LA OTRA
Yo no quiero ser la mujercita de nadie,
pasar por vicaría para que alguien diga que soy suya,
cuando soy de los astros, soy del viento que gira y de la
noche.
Te contaré los diez mandamientos de la buena amante, rezan:
nunca lavaré tu ropa interior, tampoco plancharé tus
camisas,
desayunaremos juntos de cuando en cuando,
cuando te vea, siempre habrá sonrisas para mí,
porque no compartimos hipotecas,
viajaremos, aprenderemos juntos tantas cosas...
no me ocuparé de limpiar mocos,
te besaré siempre que me plazca,
y tú me besarás donde me plazca.
Iremos al cine y al teatro, leeremos poesía.
Escribiremos poemas donde tú duermes con ella
pero sueñas conmigo.
Sobre todo, está prohibido no gozar,
gozaremos con todo.
Sobre todo, está prohibido no gozar,
gozaremos con todo.
Te encenderé siempre, porque soy lo prohibido,
lo irredento, la fruta inconocida,
la sorpresa que no hay ya en su regazo, está en el mío.
Amarás al esposo de tu prójima como a ti misma,
reza esta biblia atea y proscrita.
¿Qué atractivo puede tener un hombre libre?
Un hombre que pertenece a otra es más apetecible:
Fruta robada del árbol del amor.
No matarás la llama que te prende,
No robarás el corazón que te ama,
No desearás más allá de mis ojos.
Digo: te mando a amarme por encima de todas las cosas. Amén.
Gisela Brown.
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