martes, 30 de junio de 2009

CANTO A LA FUERZA SINDICAL -V- GERMÁN PARDO GARCÍA


Cuadro: Frederic Leighton. El pescador y la sirena.
V.

Estos borrascosos bosques sociales me empujan a las riberas
donde los sindicatos de fuertes pescadores bruñidos por las
aguas teñidas de yoduros, viven su diaria intrepidez de cálidos
tritones.
Ellos, los broncos hijos del mar, se hunden en sus
tormentas a festejar sus onomásticos bestiales, el ímpetu naval
de sus bodas o el nacimiento de una estirpe, cual mayorazgos
ebrios que retaran la cólera de un padre enloquecido. Tienen
tatuados mapas de las naciones navegadoras en la escollera
brusca de sus velludos pechos, como las manchas que hay en
el dorso de los marinos elefantes.
En esa geografía humanizada sobre códices de músculos, se
apoya su derecho natural a la existencia.
¡Qué importa si sus hombros huelen a bacalao fétido
y a putrefactas proteínas!
¡Y qué si hay en sus calcañares cicatrices de paguros!
¡Qué importa si ellos viven bajo sindicales leyes

que en sus capítulos les cantan: al mar, al mar, al mar!

Así son estos hombres oceánidas: cambiantes de color
y contextura según el mar es áspero y de cobre, o azul
índigo y tranquilo.
Asociados están como los alcatraces y así pescan.
Aprendieron del mar a federarse y caminan obedientes
al corsario caudillo.
Por eso el reclamo sindical de los estibadores tiene poder de
octópodo que amarra y paraliza.
¿No habéis visto los puertos inmóviles, las barcazas inmóviles,
plegados los velámenes como atáxicas plumas, el salmón
asfixiándose en las costas y el mosto envileciéndose en las
cubas?
Son los trabajadores del mar en la inacción de sus caídos
brazos y en la quietud de sus sociales olas,
en tanto el viejo líder, cojo de eternidad y tuerto de
constelaciones, la insurrección de sus obreros urde.
Sus carnívoras hembras tejedoras de redes aguzan los arpones
como sus homicidas colmillos los escualos.
Nada es frágil en sus cuerpos de náuticos instintos.
Sus caderas rezuman sal como los poros esponjarios.
Sus verticales senos punzan como anémonas.
Y allá van tras de sus machos pescadores, fieles a esa misma
ley que agrupa a las corvinas, mientras el tifón soplando
roncas caracolas y valvas de alectriones y crepídulas, clama
desesperadamente: ¡al mar, al mar, al mar!

viernes, 26 de junio de 2009

CANTO A LA FUERZA SINDICAL. III y IV GERMÁN PARDO GARCÍA

Cuadro: Antigua Imprenta

III

Estos sensibles bosques sociales dotados de justísimas

lenguas urgen a la capacidad de mi corazón álgido y solo

para que entienda la amargura del salario miserable;

la aridez de los mineros que sacan de los cárcamos

la esclavitud de los pétreos combustibles; la desecación

de los arroyos pulmonares por el sílice y la cal de las canteras,

y la agonía de los lívidos púgiles derrotados por la inercia

y los espectros que atan a sus cinturas emblema falaz de campeones.

IV

Me inducen a penetrar en los talleres en que obreros tipógrafos

colocan grises sílabas en planchas y molduras. Aquí la fuerza

sindical logra creciente fragor de océano que mueve sin cesar

las tubulares rotativas. Las olas de este mar tipógrafo son

páginas de blanquísimo papel que inunda las metrópolis y se

retira semejando las mareas, para volver a anegar las casas,

las calles, los estadios, con la velocidad de sus cronologías.

¡Qué preludio tan sublime el de los linotipos y las prensas!

¡Qué ritmo tan dinámico el de los aceitados engranajes!

¡Cuánta belleza en las ustorias lámparas y espejos de

aluminio que distribuyen ecuaciones de calor y savias de sulfuro!

Aquí los árboles son discos enormes roturados y laborables hojas

su balsámica madera. Se oye correr los ríos en cuyas

márgenes llenas de tórridos pájaros crecen las plantas de

donde fluye la substantiva celulosa. Todo diluvio aquí se

escucha. Todo huracán aquí distiéndese. El golpe de las

almádenas que parten hexágonos graníticos, repercute bajo el

acero de estas bóvedas donde los relámpagos tienen menor

velocidad que la noticia Aquí la ordenadora fuerza sindical es

blanca república dirigida por las sienes sinfónicas del hombre.

Y cuando las ventanas de esta fábrica impresora se abren al

sol y al viento, huyen los inmortales libros como alciones o

espumas separándose de los nitrados promontorios.

Los libros inmortales que divulgan la virilidad de las

proclamas y los cantos de Píndaro.

martes, 16 de junio de 2009

CANTO A LA FUERZA SINDICAL. 2 GERMÁN PARDO GARCÍA


Cuadro: Sísifo. Von Stuck
II

Y os digo en nombre de las innumerables alianzas

que existen entre los brazos del hombre trabajador y los sólidos seres:]

ved a los armoniosos árboles confederándose

sobre el poderoso flanco del gran monte antibélico.]
Ellos son el primer símbolo de esta fuerza sindical de que os hablo, ]
contemplándola desde su nacer en la arcilla hasta su elevación al Cosmos, ]

porque también allá las estrellas únense para impulsar al Universo, ]

enarbolado en mástil nuclear de lámparas tremendas]

con su fulgir de insectos nebúlicos de oro.
Os doy este humano ejemplo de los árboles

porque son criaturas que están cada vez
más próximas al espíritu del hombre.
Su inminente incorporación a nuestras almas la comprendemos al decir:]

más allá de la vida todos seremos árboles.
O al exclamar: estoy solo como un árbol ante la pérdida del crepúsculo. ]
Ellos fundaron la inicial conciliación de vegetales

para defender con su auxilio al proletario parvifundio. ]
Al arbusto individual creciéronle otros árboles

y apareció la fronda civil llena de voces y de ruidos,]
como en las plazas de las ciudades las multitudes famélicas. ]
Comparo este murmullo de las labiales hojas con acento]
de palabras, porque ellas son así: dialogantes en su idioma ]
de verdes monosílabos. Tienen su misterioso abecedario]
y conocen la semántica del viento, y en elásticos alambres de]
raíz o esferas húmedas y azules graban hondas inframúsicas]

que nosotros no escuchamos,
y las reviven al decaer la rauda tracción de la materia.]

miércoles, 10 de junio de 2009

CANTO A LA FUERZA SINDICAL. GERMÁN PARDO GARCÍA


Cuadro: Gustav Klimt. Bosque de hayas
CANTO A LA FUERZA SINDICAL (El poema consta de 8 cantos, los iré publicando uno por uno)
I
Compañeros de lucha: este canto a vuestra fuerza sindical
lo principio convocando desde lo más rojo intenso de mi sangre
a la muerte, porque jamás seréis los constructores obreros
de la vida si ignoráis cómo trabajan los profundos mecanismos
de la muerte. Así comienzo este canto a vuestra fuerza sindical:
desde abajo cual si enterrase los oscuros cimientos de una
casa, para inducirla después con lentitud hacia la altura
de hermosos cuerpos cargados como todas las densas formas,
de potencias eléctricas. Otros hombres más universales dirían
este canto con el nombre del sol como insignia en sus bocas,
del sol inagotable que satura intensamente gusanos
cosmogónicos y enardece la rebelión de las panteras.
Mas yo, inmenso y brutal conocedor de sombras demoníacas,
afiánzome al hosco polvo con tenacidad de nervios y lanzo
este himno como ardiente flor de pólvora que desde el piso
asciende al vértigo de tempestades térmicas.

jueves, 4 de junio de 2009

ROMANCE SONÁMBULO. FEDERICO GARCÍA LORCA. CANTADO POR KEPA RÍOS Y RECITADO POR FABIÁN MENASSA



Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda

verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Bajo la luna gitana,
las cosas la están mirando
y ella no puede mirarlas.

Verde que te quiero verde.
Grandes estrellas devienen
con el pez de sombra
que abre el camino del alba.
La higuera frota su viento
con la lija de sus ramas,
y el monte, gato garduño,
eriza sus pitas agrias.
¿Pero quién vendrá?
¿Y por dónde...?

Ella sigue en su baranda,
verde carne, pelo verde,
soñando en la mar amarga.

--Compadre, quiero cambiar
mi caballo por su casa,
mi montura por su espejo,
mi cuchillo por su manta.
Compadre, vengo sangrando
desde los puertos de Cabra.
Si yo pudiera, mocito,
este trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.

-- Compadre, quiero morir
decentemente en mi cama.
De acero, si puede ser,
con las sábanas de Holanda.
¿ No veis la herida que tengo
desde el pecho a la garganta?
--Trescientas rosas morenas
lleva tu pechera blanca.
Tu sangre rezuma y huele
alrededor de tu faja.
Pero yo ya no soy yo.
Ni mi casa es ya mi casa.
Dejadme subir al menos
hasta las altas barandas,
--¡Dejadme subir!, dejadme
hasta las altas barandas.
Barandales de la luna
por donde retumba el agua.

Ya suben los dos compadres
hacia las altas barandas.
Dejando un rastro de sangre.
Dejando un rastro de lágrimas.
Temblaban en los tejados
farolillos de hojalata.
Mil panderos de cristal,
herían la madrugada.

Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
Los dos compadres subieron.
El largo viento dejaba
en la boca un raro gusto
de hiel, de menta y de albahaca.
--¡Compadre! ¿Dónde está, dime?
¿Dónde está tu niña amarga?
--¡Cuántas veces te esperó!
¡Cuántas veces te esperara,
cara fresca, negro pelo,
en esta verde baranda!

Sobre el rostro del aljibe,
se mecía la gitana.
Verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Un carámbano de luna
la sostiene sobre el agua.
La noche se puso íntima
como una pequeña plaza.
Guardias civiles borrachos
en la puerta golpeaban.
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar.
Y el caballo en la montaña...

lunes, 1 de junio de 2009

ACONTECIMIENTOS. JACQUES PRÉVERT


Cuadro: Primavera en la selva. Miguel Menassa

Una golondrina vuela en el cielo
vuela hacia su nido
su nido donde hay crías
les lleva una sombrilla
gusanos y dientes de león
un montón de cosas para divertir a los niños
en la casa donde está el nido
un joven enfermo revienta suavemente en su cama
en su cama
sobre la acera delante de la puerta
hay un tipo que es negro y que desvaría
detrás de la puerta un chico besa a una chica
un poco más lejos al final de la calle
un pederasta mira a otro pederasta
y le dice adiós con la mano
uno de los dos llora
el otro hace como si llorase
tiene una pequeña maleta
tuerce la esquina
y una vez solo sonríe
la golondrina pasa de nuevo por el cielo
y el pederasta la ve
Anda una golondrina...
y sigue su camino
en su cama el joven enfermo muere
la golondrina pasa delante de la ventana
mira a través del cristal
Anda un muerto...
vuela hasta una planta más arriba
y ve a través del cristal
un asesino la cabeza entre las manos
la víctima está colocada en un rincón
replegada sobre sí misma
Otro muerto dice la golondrina...
el asesino la cabeza entre las manos
se pregunta cómo va a salir de ésta
se levanta coge un cigarrillo
se vuelve a sentar
la golondrina lo ve
en su pico tiene una cerilla
llama al cristal con su pico
el asesino abre la ventana
toma la cerilla
Gracias golondrina...
y enciende su cigarrillo
No hay de qué dice la golondrina
Es lo menos que podía hacer
y se aleja a todo vuelo...
el asesino vuelve a cerrar la ventana
se sienta sobre una silla y fuma
la víctima se levanta y dice
es aburrido estar muerto
uno se queda todo frío
Fuma eso te dará calor
el asesino le da un cigarrillo
y la víctima dice No me dé las gracias
Es lo menos que podía hacer dice el asesino
bien le debo eso
toma su sombrero y lo pone sobre la cabeza
y se va
anda por la calle
de repente se para
y piensa en una mujer que ha querido mucho
es por su culpa que mató
a esa mujer ya no la quiere
pero nunca se atrevió a decírselo
no quiere hacerla sufrir
de vez en cuando mata a alguien para ella
le hace tanta ilusión
a esa mujer
él se moriría antes de hacerla sufrir
al asesino le importa un bledo sufrir
pero cuando los demás sufren
se vuelve loco
pirado
chiflado
fuera de sí
hace no importa qué no importa dónde no importa cuándo
y después se larga
cada uno a su oficio
unos matan
otros son matadoses preciso que todo el mundo viva
Si llamas a eso vivir
el asesino ha hablado en voz alta
y el tipo que le interpela
está sentado sobre la acera

es un parado
se queda ahí de la mañana a la noche
sentado sobre la acera
está esperando que las cosas cambien
Sabes de dónde vengo le dice el asesino
el otro sacude la cabeza
Acabo de matar a alguien
Es inevitable que todo el mundo muera
responde el parado
y de repente a quemarropa
¿Tiene usted alguna noticia?
¿Noticias de qué?
Noticias del mundo
noticias del mundo... dicen que va a cambiar
la vida se va a volver muy bonita
todos los días se podrá comer y habrá mucho sol
todos los hombres serán de tamaño natural
y nadie será humillado
pero he aquí que vuelve la golondrina
el asesino se va
y el parado se queda
y se calla
y escucha los ruidos
y escucha pasos
los cuenta
para pasar el rato maquinalmente
1 2 3 4 5
etc... etc...
hasta cien... varias veces...
es un hombre que se pasea nervioso
en una planta baja
en una habitación llena de papeles
tiene una cabezota de pensador
gafas de concha
una cabezota de junco bien pensante
se pasea nervioso y busca
busca algo que le permitirá transformarse en alguien
y cuando llaman a su puerta dice
No estoy para nadie
busca
busca algo que le permitirá transformarse en alguien
el mundo entero podría llamar a su puerta
el mundo entero podría arrastrarse sobre el felpudo
y gemir
y llorar
y suplicar
pedir de beber
beber y comer
que no abriría...
busca
busca la famosa máquina para pesar las balanzas
cuando la haya encontrado
la famosa máquina para pesar las balanzas
será el hombre más famoso de su país
el rey de los pesos y medidas
de los pesos y medidas de Francia
y para sí lanza pequeños gritos
viva papá
viva yo
viva Francia
de repente se golpea un dedo contra el pie de la cama
qué duro es el pie de una cama
más duro que el pie de un genio
y he aquí el junco pensante en el suelo
meciendo su pobre pie dolorido
fuera el parado mueve la cabeza
su pobre cabeza mecida por el insomnio
cerca de él se para un taxi
seres humanos bajan están de duelo
en lágrimas y de punta en blanco
uno de ellos paga al taxista
el taxista se va
con su taxi
otro humano le llama da una dirección y sube
el taxi sale de nuevo 25 calle de Châteaudun
el taxista tiene la dirección en la memoria
y la conserva el tiempo necesario
pero de todas maneras es un trabajo raro...
y cuando está con fiebre
cuando está negro cuando está acostado por la noche
miles y miles de direcciones
llegan a toda velocidad y pelean en su memoria
tiene la cabeza como una guía
como un mapa
y entonces toma esta cabeza entre sus manos
con el mismo gesto que el asesino
y se queja suavemente
222 calle de Vaugirard
33 calle de Ménilmontant
Grand Palais
Estación de Saint-Lazare
calle de los últimos Mohicanos
es increíble lo que el hombre inventa
para estropear al hombre
y cómo todo eso pasa tranquilamente
el hombre cree vivir y sin embargo está ya casi muerto
y desde hace mucho tiempo
va y viene en un triste decorado
color de vida de familia
color del primer día del año
con el retrato de la abuela
del abuelo y del tío Ferdinando
el de las orejas apestosas
a quien sólo le quedaba un diente
el hombre se pasea por un cementerio
paseando su desidia con una correa
no se atreve a decir nada
no se atreve a hacer nada
tiene ganas que todo se haya acabado,
así que cuando llega la guerra
está totalmente listo para ser liquidado
y al que asesinan
una vez pasado el terror
dice uf y dice Os doy las gracias
qué alivio
.................................................................................................
así que el asesinado gira sobre sí mismo
y bañado en su propia sangre
está muy tranquilo
da gusto ver
este cadáver bien colocado en un rincón
en este pisito tan coquetón
hay un silencio de muerte
Parece una iglesia dice una mosca al entrares conmovedor
y todas las moscas reunidas dejan oír un piadoso zumbido
después se acercan al charco
al gran charco de sangre
pero la decana de las moscas les dice
Alto hijas mías
demos las gracias al dios de las moscas por este festín
improvisado
y sin una nota en falso todas las moscas comienzan a cantar
el benedícite
la golondrina pasa por ahí y frunce el ceño
la horrorizan los remilgos
las moscas son piadosas
la golondrina es atea
está viva
es bonita
vuela deprisa
hay un Dios para las moscas
hay un Dios para las polillas
para las golondrinas no hay ningún Dios
no les hace falta...
la golondrina prosigue su camino y ve
a través de los cristales de otra ventana
alrededor del joven muerto toda la familia sentada
ha llegado en taxi
bañada en lágrimas de duelo y de punta en blanco
ahora velan al muerto
se quedan ahí
si la familia no se quedase ahí
quizás se fugaría el muerto
o quizás vendría otra familia
y se lo llevaría
cuando se tiene un muerto se le toma cariño
y cuando no se tiene ninguno
se desea tener uno
La gente es tan mezquina
no es cierto tío Gracián
a quién se lo vas a decir
qué envidiosa es la gente
nos quitarían nuestro muerto
nuestro propio muerto
llorarían en nuestro lugar
eso sí que quedaría fuera de lugar
y cada uno en el espejo del armario
cada uno se mira llorar...
un parado sentado sobre la acera
un taxista en el bulevar

un muerto
otro muerto
un asesino
una regadera
una golondrina que va y viene
en el cielo color de cielo
un nubarrón revienta por fin
el granizo...
granizos gordos como el puño
todo el mundo respira
Uf
no hay que dejarse abatir
hay que sostenerse
comer
las moscas beben a lengüetadas
las crías de golondrinas se comen el diente de león
la familia la mortadela
el asesino una mata de rábanos
el taxista en el restaurante de los conductores
calle de Tolbiac
come un escalope de caballo
todo el mundo come menos los muertos
todo el mundo come
los pederastas... las golondrinas...
las jirafas... los coroneles...
todo el mundo come
menos el parado
el parado que no come porque no tiene nada para comer
está sentado sobre la acera
está cansado
hace tanto tiempo que espera que cambie
empieza a estar harto
de repente se levanta
de repente se va
en busca de los otros
de los otros que no comen porque no tienen nada para comer
de los otros tan cansados
de los otros sentados en las aceras
y que esperan
que esperan que eso cambie y que están hartos
y se va en busca de los otros
todos los otros
todos los otros tan cansados
cansados de esperar
cansados...
Mirad dice la golondrina a sus crías
son millares
y los pequeños sacan la cabeza del nido
y miran a los hombres andar
Si se quedan bien unidos juntos
comerán
dice la golondrina
pero si se separan reventarán
Quedad juntos hombres pobres
quedaros unidos
gritan las crías de la golondrina
quedaros unidos hombres pobres
quedaros unidos
gritan las crías
algunos hombres las escuchansaludan con el puño
y sonríen.
Traducción: Claire Deloupy