jueves, 29 de enero de 2009

FUNDAMENTOS PARA UNA ESTÉTICA DE LA DESTRUCCIÓN 3. ALDO PELLEGRINI


Cuadro: Galatea de las esferas. Dalí.
El impulso a la destrucción es innato en el hombre. En el niño observamos el instinto de destrucción en su elemental pureza; el niño destruye objetos para afirmarse a sí mismo o para llegar a conocerlos. ¡Oh, sabiduría destructora de los niños!, ellos quieren saber qué son en realidad las cosas. El hombre también destruye para conocer: el anatomista destruye un cuerpo humano para conocer su estructura, el científico destruye la materia para conocer su composición.
Pero es al artista a quien corresponde descubrir el verdadero sentido de la destrucción. Y este sentido está en el fermento creador que contiene todo acto de destrucción. Ya es tiempo de que el artista dé las verdaderas normas de la destrucción, puesto que el acto de destruir es inseparable del hombre. Cuando la destrucción es voluntaria y desinteresada cumple primordialmente una función estética. La destrucción del artista no es el acto brutal y sin sentido que determina el odio, es un acto que tiene sentido, y este sentido lleva la marca indeleble del humor. El humor, fenómeno destructor de la más alta jerarquía, ataca lo estúpido, lo rutinario, lo pretencioso, lo falso. El humor, poder dinámico que mueve la actividad destructora del artista, y a la que presta, junto a su peculiar contenido estético, un contenido profundamente ético.
La misión del artista es, por un lado, revelar la belleza que existe en las obras de destrucción que se producen por azar o por la acción del tiempo. El tiempo, ese gran artífice que utiliza los mecanismos de corrosión, desintegración, incrustación, que se vale de los medios más sutiles de la química y de la física y de los poderosos instrumentos que le ofrece el viento, el agua, el fuego, y la sutilísima vida microscópica que lo envuelve todo. Ante ese artífice impar de recursos infinitos el artista se inclina. Al señalar la belleza de un objeto que ha sufrido la acción del tiempo, el artista desarrolla un verdadero acto de creación, pues crear es hacer que una materia inerte adquiera sentido y vida para el hombre.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

"crear es hacer que una materia inerte adquiera sentido y vida para el hombre"

y creer, y creerte

y quererte

(licencia de poeta, mi señora, sabrá usted disculpar mi pasión)

s

Alejandra Menassa dijo...

Hola Santi: Su pasión por la literatura me encanta.
Un beso

pelusa dijo...

Enhorabuena Alejandra, tocaya, ha sido una suerte encontrarte por estos mundos de internet, no lo dudes.

Vaya un fuerte abrazo y un beso por tu manera de expresarte.

Maite

Alejandra Menassa dijo...

Lo mismo digo Maite, internet es una forma de encontrase, y me alegro de haberte encontrado. Un beso y gracias

Unknown dijo...

Felicidades por el post. Qué alegría que coloques esto de Aldo Pellegrini, su 'manifiesto' no es tan difundido. Me he centrado en escribir sobre la estética de la destrucción, tanto a nivel analítico como creativo. No pensé que pudiera incidir en el psicoanálisis, pero tampoco me extraña. Un cordial saludo.